{Agosto 2025. Fotografías realizadas con teléfono móvil}}
Este verano he asistido a las dos únicas ediciones de Solpor a Bocados, una propuesta de mis clientes de redes sociales, la Asociación Vigo Gastronómico, que unió cocina gallega y navegación al atardecer en un mismo plan en la que ha sido ya la quinta edición. Estuve presente para cubrir ambas fechas en directo desde su cuenta de Instagram y crear posteriormente contenido visual (fotografías y reels) para la asociación.
Dos eventos (17 de julio y 6 de agosto), platos diferentes en cada edición, pero un mismo escenario: la ría de Vigo iluminada por la última luz del día.
La experiencia comienza en el puerto, donde embarcamos a las 20:00, vermú de bienvenida y un DJ en la parte de arriba del barco que ameniza la tarde-noche y una vez arrancados, se ofrece cerveza y vinos. Al rato empiezan a salir los platos.
En julio, la propuesta fue fresca, ligera y muy ligada al producto local: empanada de bacalao; ceviche de zamburiña en su concha con guacamole; aguachile de gambón con espuma de mango y maracuyá; ensaladilla de merluza, langostinos, buey de mar y mahonesa de erizo; carrillera de vaca con salsa de anguila y arroz meloso. El punto final: tarta cítrica con almíbar de Rías Baixas y bizcocho de almendra.
En agosto, la cocina subió un punto de intensidad, apostando por sabores algo más complejos. En ambos casos, platos pensados para funcionar en un entorno tan particular como un barco en movimiento, con una atención impecable y una puesta en escena cuidada sin caer en la rigidez.
Más allá del menú, lo que hace única esta experiencia es el conjunto: el vaivén del mar, las vistas a las Islas Cíes, el DJ animando el momento y el ritmo diferente que supone estar en alta mar. Es un tipo de evento que no se improvisa. Requiere organización, coordinación y, sobre todo, una sensibilidad especial para entender que el entorno también forma parte del plato.
Como profesional del sector, me resulta especialmente valioso acompañar proyectos como este, que combinan gastronomía, identidad local y emoción. Solpor a Bocados no es solo una cena en un barco. Es una forma distinta de vivir la cocina gallega, más sensorial y memorable.
Cuando vuelva el próximo verano será sin duda una cita a marcar de nuevo en el calendario.
